Estaba conduciendo por la carretera 62, de regreso a casa después de visitar a mi hermana en Point Pleasant. Era una noche oscura y lluviosa, y apenas podía ver el camino. De repente, vi algo moverse en el cielo, sobre el puente de plata. Era una silueta enorme, con alas enormes y ojos rojos brillantes. Sentí un escalofrío en la espalda y aceleré el paso, tratando de alejarme de esa cosa.

Pero era demasiado tarde. La criatura se lanzó sobre mi coche, golpeando el techo con sus garras. El coche se sacudió violentamente y perdí el control. El volante se me escapó de las manos y el coche se desvió hacia el borde del puente. Oí un crujido metálico y sentí que el coche caía al vacío. Grité con todas mis fuerzas, pero nadie me oyó. Lo último que vi fueron esos ojos rojos, mirándome fijamente, como si se burlaran de mi destino.

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